domingo, julio 11, 2010

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Mis letras son melancólicas, con ansiedad.
Con trazos desesperados, sin repliegues.

Las tildes anémicas, rellenas de eco.
Abultado el espacio entre sus gritos.

La hoja ultrajada, de caparazón comestible.
Sus esquinas, las más blancas.

Ya no puedo escribir.

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