lunes, mayo 05, 2008

el baile sin aire


El Baile de los Ahorcados.



En la horca negra, amable manco,
bailan, bailan los paladines,

los descarnados actores del diablo;

danzan que danzan sin fin los esqueletos de Saladín.
¡Monseñor
Belcebú tira de la corbata de sus títeres negros,
que al cielo gesticulan,

y al darles en la frente un revés del zapato

les obliga a bailar ritmos olvidados!


Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles:

como un órgano negro, los pechos horadados ,

que antaño damiselas gentiles abrazaban,

se rozan y entrechocan, en espantoso amor.


¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el escenario es amplio,

¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belcebú rasga sus violines!
¡

Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!

Todos se han despojado de su toga de piel:
l
o que queda no asusta y se ve sin escándalo.

En sus cráneos, la nieve ha puesto un gorro blanco.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;

cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla:

parecen, cuando giran en sombrías refriegas,

rígidos paladines, con bardas de cartón.


¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!

¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!

y responden los lobos desde bosques morados:

rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...


oh señor Belcebú... por qué me llamas tan tarde?
Rimbaud hace presencia

1 comentario:

Lic Rafael Lu dijo...

creo que actualizas tu blog tanto como yo el mio, saludos y un beso